Consideraciones sobre los niños no deseados

En el texto Conferencia en Ginebra sobre el síntoma Lacan mencionó “Bien sabemos en el análisis la importancia que ha tenido para un sujeto… la manera en que ha sido deseado. Hay personas que viven bajo el golpe… de que uno de los dos padres — no preciso cuál — no los ha deseado. Es precisamente eso, el texto de nuestra experiencia de todos los días. … la manera en que le ha sido instilado un modo de hablar no puede más que llevar la marca del modo bajo el cual los padres lo han aceptado… Incluso un niño no deseado puede, en nombre de no sé qué que viene de sus primeros bullicios, ser mejor acogido más tarde. Esto no impide que algo guardará la marca de que el deseo no existía antes de una cierta fecha”. El constatar en la historia de un sujeto que fue un niño no deseado será al menos un indicador relevante en tanto que esto habrá dejado sus marcas.


Lacan menciona que “Es siempre con la ayuda de palabras que el hombre piensa. Y es en el encuentro de esas palabras con su cuerpo que algo se perfila”. Para que exista un sujeto, el cuerpo u objeto que hay antes debe ser pensado por otro y alienarse a los significantes del Otro para tener los significantes que le permitan ser y pensar, es así como el pronombre personal yo (que permite decir de la propia existencia) está fuera del cuerpo, está en el campo del Otro. De esta manera el niño antes de nombrarse tiene que ser nombrado, antes de existir como un yo soy tiene que existir como un tú eres; antes del yo, hay un tú. Si la operación de lectura que el sujeto hace es el de un tú que no implica un sujeto, Lacan lo despliega en el “Tú eres el que me seguirá” en el seminario Las Psicosis, se encontraría mas bien en una posición de objeto.
Lacan nos señala “Es completamente cierto que es en la manera con la cual la lengua ha sido hablada y también oída por tal y cual en su particularidad, que algo a continuación volverá a salir en sueños, en todo tipo de tropiezos, en todo tipo de maneras de decir.” Tratándose de sujetos que han sido niños no deseados pienso que nos podríamos encontrar con sujetos que tiendan a desaparecer, borrarse hacia lo anónimo. Lacan mencionó en Nota sobre el niño que en la constitución subjetiva la familia sostiene justamente la función de transmitir un deseo que no sea anónimo. Me pregunto ¿Cómo apropiarse de un lugar? ¿Como adueñarse? ¿Cómo defender un espacio propio? Por mencionar algunas figuras, si no se logra dar existencia a ese lugar. Podría prevalecer una vivencia de ser intrusos en la vida, al haber ocupado el lugar de molestia y rechazo. Es posible ubicar aquí a partir de Freud en los textos Los vasallajes del yo y El problema económico del masoquismo la dificultad que se presenta en estos casos en que Freud menciona se produce una reacción terapéutica negativa, ubicando aquí al masoquismo moral, es decir “un sentimiento de culpa que halla su satisfacción en la enfermedad y no quiere renunciar al castigo del padecer” en el cual el sujeto “no se siente culpable, sino enfermo”, empeorando, resistiéndose a la cura. De hecho Lacan conecta la problemática de los niños no deseados con el deseo de no haber nacido, lo que si no se tiene en cuenta hará mella en el proceso psicoanalítico. En el texto Conferencia en Ginebra sobre el síntoma Lacan indica que “Lo que Freud aportó, es esto, que no hay necesidad de saber que se sabe para gozar de un saber”.

Laznik menciona “La consecuencia es que si no existe el deseo de la madre, el niño no podrá producir un deseo de separación. No es lo mismo separarse de una madre por un acto que inscribe ese corte, que estar separado porque nunca fue tomado. Estos sujetos quedan en posición pasiva, pero no por ausencia de actividad, sino porque resulta infructuosa la actividad para abandonar el lugar que no hay. Es en esto que su posición se acerca a la de la melancolía”. Freud en el texto Neurosis y psicosis circunscribe a la melancolía dentro de las neurosis narcisistas, en cuya base el conflicto se da entre el yo y el súper yo, separándola de las otras psicosis.
Seguramente no da lo mismo que sea la madre o el padre quien no deseo a ese hijo.
Me pregunto ¿Cómo se va a libidinizar el cuerpo si no hay deseo que transite por las palabras y gestos?, pudiendo encontrarnos con la apelación a un funcionamiento mas bien mecánico del cuerpo.

Si la madre no “agarra a su hijo” mas bien lo hace sentir que es una molestia, rechazándolo, Laznik se pregunta “la interdicción paterna respecto del deseo de la madre existe, a diferencia de las psicosis. Pero, ¿Qué existencia tiene esta interdicción cuando ese deseo no tuvo lugar? No se trata de un fracaso de la función paterna frente al deseo materno, sino la puesta fuera de juego de la interdicción paterna por la ausencia del deseo de la madre.”


Por el lado de la ausencia de deseo de la madre. De madres “que no agarran a su hijo”, es posible pensar en sujetos que quedan inermes ante el deseo del Otro, dado que no existió un deseo materno del cual separarse y de algún modo aprender a defenderse.


Si opera la interdicción paterna, pienso que esta se podría tornar mas severa, ya que no cuenta con un amortiguador por decir de otra manera al deseo de la madre, si no que recae directamente sobre la persona del niño. Y si el otro que hay no puede darle lugar a la demanda de amor de un niño, podría tomar el camino de llegar a ser en exceso demandante hasta hacerse rechazar nuevamente, registrándose como un abismo insalvable la distancia entre si mismo y los otros, lo cual nos acerca a la tendencia al suicidio que menciona Lacan “Encontramos el carácter específico de la reacción terapéutica negativa en la forma de aquella tendencia irresistible al suicidio que se hace reconocer en las últimas resistencias con las que nos enfrentamos en sujetos más o menos caracterizados por el hecho de haber sido niños no deseados”.
Constituyendo escenarios para hacerse rechazar, esto me lleva a pensar en la figura del mendigo, en el que no logra adueñarse de un lugar que lo sustente, si no que se pone en la posición de “el que pide” quedando a merced de la voluntad del otro de turno, tratándose a si mismo como un intruso que tiene que pedir, lo cual muchas veces incomoda a la gente consiguiendo ser ignorado o recibiendo lo que le quieran dar. Freud menciona en el Malestar en la cultura “El superyó pena al yo… y acecha oportunidades de hacerlo castigar por el mundo exterior” Me parece que puede haber una tendencia a encontrar a este “mendigo” como una posición subjetiva en aquellos que han sido niños no deseados.


En una nota a pie de página en el Malestar en la cultura se menciona “En el niño desamparado, educado sin amor, falta la tensión entre el yo y el superyó, y toda su agresión puede dirigirse hacia fuera” lo que podría señalar a los niños que infringen la ley, en cambio cuando “la experiencia de amor, vuelve esa agresión hacia adentro, la trasfiere al
superyó.” Laznik menciona a quienes “no han tenido hogar” a “chicos en situación de calle”, quienes no tienen de donde irse “Por eso, ciertos ámbitos institucionales como los hogares sustitutos, son tomados por estos chicos como lugares a ser perdidos, inclusive haciéndose echar.” Poniéndose de relieve el conflicto de ambivalencia que señala Freud en el Malestar en la cultura sobre el sentimiento de culpa, conflicto que además menciona que “se entabla toda vez que se plantea al ser humano la tarea de la convivencia”.


Pienso que es posible confundir y por lo tanto importante diferenciar al sujeto que ha sido un niño no deseado de ciertos casos en que el sujeto asume un modo melancoloide, como cuando alguien se ha identificado a un familiar que se suicidó o en el lugar que se transmite transgeneracionalmente en las familias machistas para la mujer, en el cual deben ceñirse a un mandato que las somete, quedando ubicadas ante continuos obstáculos para tomar la palabra, para apropiarse de la propia voluntad. Freud menciona que “Las vivencias del yo parecen al comienzo perderse para la herencia, pero, si se repiten con la suficiente frecuencia e intensidad en muchos individuos que se siguen unos a otros generacionalmente, se trasponen, por así decir, en vivencias del ello, cuyas impresiones (improntas) son conservadas por herencia. De ese modo, el ello hereditario alberga en su interior los restos de innumerables existencias-yo, y cuando el yo extrae del ello (la fuerza para) su superyó, quizá no haga sino sacar de nuevo a la luz figuras, plasmaciones yoicas más antiguas, procurarles una resurrección.’’


Silvia Tomas comenta en La función materna sobre la importancia de dirigirse a un niño de un modo nominante, es decir, apostando a la subjetividad del infans antes de que este emerja, para esto siguiendo a Lacan menciona que se pone en juego la palabra plena que toca al sujeto, palabra que luego hará del soma un cuerpo libidinal. La autora hace mención a un niño de tres años que llega con el diagnóstico de espectro autista, quien nace cuando la madre se encontraba en un duelo prolongado por su propia madre y un padre que se ausentaba frecuentemente. Tomas menciona en referencia al trabajo psicoanalítico que generó con el niño “un cuerpo se va construyendo en relación a otro que sostiene la escena con un interés libidinal puesto en juego por medio de una apuesta al sujeto”.
Además no siempre el pasaje de la mujer por el Edipo culmina en el deseo de tener hijos. Recuerdo la siguiente frase “yo tuve hijos porque mi marido quería tener hijos, y si no los tenía conmigo con quien los iba a tener”.
Tomas propone operar con la rectificación del Otro en la primera infancia, en aquellos casos graves que han sido diagnosticados como autistas, develando en ese trabajo “las dificultades que existieron para investir a ese hijo, toda vez que el niño no pudo significar, por un tiempo, su falta”. Como menciona Lacan pudiendo ser mejor acogido más tarde.


Respecto al deseo de no haber nacido, me gustaría citar a Pessoa, quien menciona “Me sucede a veces, y siempre que sucede es casi de repente, que surge en medio de mis sensaciones un cansancio tan terrible de la vida que ni siquiera se da la hipótesis de un acto con el que dominarlo. Para remediarlo, el suicidio parece inseguro; la muerte, incluso supuesta la inconsciencia, todavía poco. Es un cansancio que ambiciona, no el dejar de existir —lo que puede ser o puede no ser posible—, sino algo mucho más horroroso y profundo, el dejar de siquiera haber existido, lo que no hay manera de que pueda ser”. Reflejándose en éstas palabras la penosa existencia que puede experimentar quien lo padece.


Siguiendo a Lacan Soria menciona que “al no haber Deseo de la Madre, el Nombre del Padre no puede venir a su lugar, por lo que tampoco se establece la función de la castración” A partir de este desarrollo se puede pensar que si no opera la función de la castración, entonces el sujeto no reconocería la falta, pudiendo ser una alternativa funcionar como tapón de la falta en los otros, no ocupando un lugar en el deseo del Otro, sino ocupando un lugar que recubra esa falta.
Mas adelante refiere que cuando el niño no es deseado no se constituye el ideal del yo, presentándose el superyó con toda su ferocidad. De hecho Lacan menciona en Una cuestión preliminar.. que “El niño en cuanto deseado constituye realmente el vértice I” del ideal en el esquema R.


Se puede pensar que si no está el deseo de la madre en juego, no estaría el velo del amor, y por lo tanto el sujeto se viviría a si mismo como puro objeto a, puro desecho. Problemática de la melancolía en cuanto el sujeto se encuentra identificado a este objeto.


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A quince años del caso Hans Pozo. Disponible en https://www.24horas.cl/nacional/a-15-anos-del-caso-hans-pozo-se-conocen-detalles-ineditos-de-como-se-resolvio-el-crimen-que-impacto-a-chile-4691115